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Lo primero que debemos tener presente es que, cuando hablamos de un algoritmo de Google, hablamos del cerebro (o motor) detrás de cada búsqueda realizada por millones de usuarios. A través de sus múltiples señales, Google define qué sitio aparece primero y cuál aparece en la quinta o décima página de resultados. Estas señales van desde la relevancia del contenido hasta la velocidad de carga, pasando por la experiencia del usuario, la autoridad del sitio y cientos (o quizás miles) de factores más.
Las actualizaciones de Google se convierten en la forma que tiene el buscador de ajustarse a nuevas tendencias, corregir problemas de evaluación de contenido y ofrecer la mejor información posible a cada individuo que teclea una palabra clave. Por eso, no debería sorprendernos que tales actualizaciones sean un tema candente en la comunidad de SEO (optimización para motores de búsqueda) y marketing digital.
Para los propietarios de páginas web, esto implica estar siempre atentos a estos movimientos. Si Google decide que a partir de ahora los sitios con contenido más profundo y organizado tienen prioridad, quienes no cumplan con esa directriz podrían ver una disminución en el tráfico. En cambio, los que se adapten de inmediato o ya vengan trabajando bajo esos lineamientos pueden ganar posiciones.
Algo que debemos diferenciar es que Google realiza múltiples cambios a lo largo del año, desde pequeños ajustes que pasan casi desapercibidos, hasta grandes core updates que generan un verdadero sacudón en los resultados de búsqueda. Así, no todos los movimientos tendrán la misma magnitud.
Conocer esta diferencia es clave para no alarmarse innecesariamente con cada fluctación en tu tráfico. A veces, una caída o subida leve puede ser parte de los vaivenes normales. Pero si hablamos de un core update de gran calibre, es esencial estar en guardia y revisar cómo le está yendo a tu web.
La primera pregunta que a muchos nos surge tras enterarnos de un cambio en el algoritmo de Google es: “¿Cómo sé si mi web se vio afectada?”. Bien, no hay una sola respuesta definitiva, pero sí varias señales y herramientas que pueden ayudarte a tener una idea más clara de tu situación.
Un indicador obvio es tu tráfico orgánico (aquel que proviene de los resultados de búsqueda). Si, tras la actualización, ves una caída pronunciada (o un ascenso inusual) en la cantidad de visitas, es posible que el nuevo algoritmo esté jugando un papel determinante.
Además de ver cuántas personas llegan a tu sitio, es oportuno examinar las palabras clave específicas que utilizas, tu ranking en los resultados de búsqueda y si has cambiado de posición en determinados términos.
Cada vez más, Google va dando prioridad a sitios que ofrecen buena experiencia de usuario. ¿Tu página carga lento? ¿Hay problemas de usabilidad en dispositivos móviles? ¿Los usuarios se van sin interactuar con tu contenido? Todos estos aspectos también influyen.
A veces, al darse una actualización, Google enfatiza variables que antes no tenían tanto peso, como la estabilidad visual, los anuncios invasivos o la claridad de la navegación. Si tu sitio no se adaptó a dichas exigencias, podrías notar un impacto negativo en tu tráfico.
Aunque no podemos mencionar herramientas de otras marcas concretas, sí te recomiendo que busques soluciones de análisis web y SEO que te permitan:
Verifica el desempeño antes y después de la fecha en que se anunció o se empezó a notar la actualización de Google, de esa forma verás patrones claros y podrás decidir cuáles pasos seguir.
Ahora llega la parte interesante: la estrategia. Si detectas que has sido perjudicado o notas que tus competidores avanzan, no es momento de entrar en pánico, sino de actuar con cabeza fría. Cada nueva actualización de Google pone a prueba la capacidad de adaptación de los creadores de contenido y administradores web. A continuación, te comparto los pasos esenciales para retomar el buen camino.
¿Te has puesto a revisar tu contenido últimamente? A veces acumulamos artículos antiguos que, o ya no aportan valor, o se han quedado desactualizados con informaciones obsoletas. En otros casos, no guardan consistencia con el tema principal de nuestro sitio.
Trata de alinear todo ese contenido con la intención de búsqueda del usuario actual. Si Google percibe que tu web ofrece contenido de calidad, probablemente te premie en la próxima ola de ajustes.
No me canso de repetirlo: la experiencia de usuario es el rey. Algunos aspectos que debes cuidar son:
Por supuesto, existen más variables dentro de lo que se considera experiencia de usuario, pero empezar por estos aspectos ya marcará una gran diferencia.
El SEO on-page sigue siendo un pilar que no puedes descuidar:
Este paso es esencial porque si, con la nueva actualización, Google se vuelve más estricto con la relevancia y estructura de la información, tu web debe estar lista y bien optimizada.
El SEO off-page (sobre todo la creación de enlaces externos o link building) es otro factor que Google considera importante. Los enlaces de calidad que apuntan a tu sitio siguen siendo un indicador de autoridad y relevancia para el buscador.
Luego de aplicar las mejoras, no te duermas en los laureles. Monitorea constantemente tus posiciones, tu tráfico y cualquier cambio en la experiencia del usuario. La recuperación puede no ser inmediata, ya que Google necesita tiempo para rastrear, indexar y reevaluar las páginas.
Si todo va según lo esperado, en unas semanas o meses podrías ver signos de mejoría. Si no notas progresos, vuelve a revisar tus tácticas y haz ajustes adicionales. Mantén la calma: la perseverancia es clave en el mundo del SEO.
Aunque no podemos predecir con total exactitud cómo cambiará el algoritmo de Google en el futuro, sí hay ciertas medidas preventivas que te ayudarán a sortear cualquier tempestad de manera airosa.
Sin caer en obsesiones, es útil estar al tanto de las noticias y blogs especializados en SEO que informan sobre cambios importantes en Google. Así, podrás preparar tu estrategia con tiempo y tomar acciones preventivas.
Incluso, es recomendable revisar a detalle la documentación oficial que Google proporciona. Muchas veces ellos publican guías y recomendaciones sobre buenas prácticas para el posicionamiento orgánico. Siguiendo estos lineamientos, te aseguras de estar alineado con lo que el buscador considera más relevante.
¿Ha surgido un nuevo formato de búsqueda? ¿Los usuarios están prefiriendo contenido más corto o más extenso? ¿Las búsquedas por voz van en aumento? Presta atención a estos movimientos en el mundo digital, ya que Google suele adaptar su algoritmo para satisfacer estas tendencias.
Por ejemplo, en un momento se popularizó la importancia de “mobile-first indexing”, y aquellos sitios que no estuvieran optimizados para móviles vieron un bajón en su posicionamiento. Estar preparado para esos cambios te evita crisis innecesarias.
Es muy probable que las modificaciones en el algoritmo sigan apuntando a un objetivo principal: mostrar contenido de mayor calidad y relevancia. Si trabajas con esmero en ofrecer material original, bien estructurado, con fuentes confiables y enfocado en satisfacer la intención del usuario, tendrás un blindaje sólido ante las fluctuaciones de Google.
Ya hemos visto qué hacer para salir adelante cuando Google actualiza su algoritmo, pero también conviene repasar aquellos pasos en falso que podrían meterte en problemas. A veces, por desconocimiento o prisa, incurrimos en prácticas que el buscador no ve con buenos ojos, y terminamos afectando la salud de nuestro sitio.
El peor error es dejarte llevar por el pánico. Hay quien, al ver una caída abrupta, decide desindexar páginas, borrar contenidos completos o redirigir un montón de URLs sin una estrategia clara. Esto suele ser contraproducente, porque podrías deshacerte de contenido valioso o generar páginas de error que confundan al buscador y a los usuarios.
Es tentador decir: “Fue culpa de la actualización, Google me odia”, y quedarte de brazos cruzados. Pero, en muchos casos, el problema real estaba en tu sitio: contenido desactualizado, falta de enfoque en el usuario o SEO mal implementado.
Las actualizaciones solo exponen debilidades que ya existían en tu estrategia. Sé objetivo y revisa lo que estaba mal antes de echarle toda la culpa a Google.
Cuando la desesperación por recuperar posiciones aprieta, algunos sitios caen en la tentación de adquirir paquetes de enlaces a granel. Esa práctica, además de antinatural, puede marcarte como spam a ojos del buscador.
Mejor enfócate en ganar enlaces de forma genuina, creando contenido tan bueno que otras webs quieran enlazarte.
Otro error clásico es creer que con hacer pequeños retoques en el diseño, cambiar el tema de la web o agregar un par de imágenes bonitas, ya vas a solucionar todo. Claro, el aspecto visual importa, pero si el problema radica en la falta de relevancia del contenido o en malas prácticas de SEO, deberás ir mucho más allá de la apariencia.
Tal como has podido notar en este artículo, la estructura es muy importante para guiar tanto a los lectores como a los bots de Google.
Esta disposición no solo te hará ver profesional, sino que facilitará el rastreo y la comprensión de tu texto por parte de Google.
Una tendencia clara en los últimos años es el aumento en las búsquedas por voz a través de asistentes virtuales. Esto tiene implicaciones directas en la forma en que la gente formula sus consultas y, por ende, en la estrategia de SEO.
Si Google va afinando su algoritmo para entender mejor el lenguaje natural, te conviene adaptar parte de tu contenido a ese estilo conversacional.
Un concepto que cada vez adquiere más fuerza en el mundo SEO es E-E-A-T: Experiencia, Experiencia del usuario, Autoridad y Confianza (Experience, Expertise, Authoritativeness, Trustworthiness, en inglés, pero lo adaptamos al español en la medida de lo posible).
Aunque la palabra original “Expertise” se traduce más bien como pericia o experiencia, vale mencionar que Google valora si el autor o el sitio tiene conocimientos demostrables en un campo específico, así como la fiabilidad de las fuentes que utilizas.
Cada vez que Google lanza una actualización, algunos sitios que no mostraban solidez en estos aspectos pierden terreno, mientras que otros que sí destacan por su experiencia y autoridad ganan posiciones.
Si tienes un blog de salud, por ejemplo, es crucial que muestres credenciales apropiadas y cites fuentes médicas o científicas reconocidas. Si tu temática es gastronomía, enseñar tu trayectoria como chef o tus experimentos culinarios detallados puede darte un plus de credibilidad.
Aunque el contenido sea el corazón de tu sitio, el diseño web puede marcar la diferencia en la forma en que Google y los usuarios perciben tu proyecto.
La idea es que, independientemente de la actualización, tu diseño no sea un freno para el posicionamiento.